Despues de un tiempo demasiado largo empeñado en otros menesteres veo con preocupación acercarse la fecha del 27 de mayo. En el calendario, el último domingo del mes. En el tempo político la fecha en la que por fin se acabarán las promesas y servilismos de tanto político profesional que por unas fechas recuerda que precisa de nuestros votos para mantener ese estatus que durante cuatro años conservará y defenderá como quien se cree propietario por voluntad divina de la gracia de disponer y mandar. Pues bien, ya han empezado las promesas, la mayoría no son nuevas, aparecen en programas electorales de anteriores convocatorias y con esos precedentes, seguro, aparecerán en próximas elecciones como nuevas promesas de futuro. Tiempo.
En este sentido leo que una agencia municipal de Murcia sacará 500 viviendas en alquiler para jóvenes. Eso cuando llevan gobernando el municipio desde hace doce años y en mayoría absoluta. Los mismos gestores municipales que no paran de recibir denuncias de desmanes urbaníticos, esta vez por dos edificios construidos junto a un monte público.
En el ámbito regional estamos como siempre han querido que estuvieramos. Así un diario afirma que el vigor del turismo y la construcción deja en la cuneta a la agricultura. Se han acabado los agricultores como compañeros de viaje en el agua para todos, ahora, cuando no son rentables, los focos hay que concentrarlos en los sectores más pujantes. Siempre teniendo claro, según ese mismo estudio, que un hipotético abaratamiento del suelo apenas afectaría al precio de la vivienda. Todo el mismo día que Valcárcel dice donde dije digo, digo diego y que sólo prescindirá del alcalde de Cieza si se demuestra que el fiscal ha presentado una denuncia con rigor. No parece que se refiera al rigor mortis. Pero alguien debería tentarse los machos, por si acaso.
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